Inmunidad Parlamentaria.- En estos días en que entro en debate si debe o no la Asamblea Nacional, levantar la inmunidad a un asambleísta para que responda por supuestos actos de injuria, ha entrado en moda la discusión, si se debería levantar dicha inmunidad a los parlamentarios o no, o están blindados de manera que pueden decir lo que les da la gana, sin que nadie pueda afectarlos, así sea defendiendo su honra o por lo menos intentando sancionar al hecho de una ofensa, para ello debemos saber que, la inmunidad parlamentaria o fuero parlamentario, en Derecho, a los privilegios o normas especiales que aplican a una o varias personas en el ámbito del Derecho penal por el hecho de pertenecer a un Parlamento democrático, como representantes de la soberanía popular. Estas personas, mientras se encuentran en su cargo, tienen privilegios propios, como la inviolabilidad o el sometimiento a tribunales específicos.
Es decir, en pocas palabras, la inmunidad se creó con la intención de proteger al parlamentario, en este caso asambleísta, para que pudiera realizar su labor de fiscalizar y legislar, sin inconvenientes, sin tener que temer a posibles retaliaciones jurídicas, por el desarrollo de su actividad, obviamente sabiendo que se trata de una labor que el pueblo le ha encomendado, si la intención era buena, en los hechos se ha vuelto perniciosa, y resulta que es una ventaja enorme, para los parlamentarios el contar con este blindaje, mientras dura su periodo, opuesto que todo acto ofensor, o accio0n encaminada al desprestigio y a la ofensa, de un ciudadano común, quedaría en nada, por el hecho de que al estar protegido, no podría set sujeto de enjuiciamiento , que no fuera por delitos comunes, hasta que terminara su periodo, y en el caso de las injurias, pues estas prescriben en un tiempo limitadísimo, al no poderse actuar.
No digo, que deberíamos levantar la inmunidad cada vez que un parlamentario abre su boca, para con lenguaje florido atacar a agnados y cognados, pero si digo que a su vez, debería existir un Código de Ética, en el que por lo menos, se limite el actuar de los representantes del pueblo, a una esfera de respeto consideracvio0n y dignidad, puesto que ni el más vil de los villanos, ni el más insigne de los enemigos políticos debería ser arrastrado moralmente, por la lengua de un “protegido divino”, a sabiendas de que este sea ciudadano de a pie, o autoridad nominada o elegida, lejos estamos de una educación política con altura, los debates en el país se llevan el premio a las flores y estrellas viperinas, y obviamente los insultadores de profesión, que arman el espectáculo sobre un incidente, quizás real o no, son entendidos como oradores, cuando en realidad son simples peleadores callejeros, comadres de mercado, que insultan cuando pueden y cuando no pueden corren, el sistema jurídico, debe blindar en derecho las gestiones delicadas de una investigación con decoro y dignidad, lo que sobrepase, el honor, la ética y la dignidad, al nivel de cloaca, debería ser investigado y sancionado aunque sea internamente en el parlamento, co0n un código de ética, que permita acallar las voces venenosas, de los indignos parlamentos ofensivos, nacidos en la escuela política, de los traumados y los incultos, para pasar a ser un sistema digno y honorable, recordemos que en la Republica del Ecuador, todos somos inocentes mientras no se pruebe lo contrario, mediante sentencia debidamente ejecutoriada, entonces nadie puede ser ofendido por expresiones sacadas de los ralo, llano e indigno del lenguaje, la inmunidad, no debe ser considerada como la impunidad del decir lo que se me dé la gana, sino lo que se debe y lo que moralmente se puede, recuerden son representantes del pueblo, y por ello se deben a una consideración mas digna, que indigna.