Como es costumbre ya, no solo en Cuenca, sino en todo el Ecuador, nuevamente se ha perpetrado un delito del cual, mucha alharaca se a echo y poco jurídica y legalmente se hará, por lo que por más que se cite al uno, al otro, se obtenga grabaciones de vehículos y todo, el delito esta echo como los otros delitos que desfalcaron a los cuencanos, Eurowork, Pirámides, chulco, tráfico de emigrantes, Air Comet, etc, etc, etc, se une a esta larga lista, el Monde de Piedad de Cuenca, que desde niño no supe porque diablos lleva ese nombre si es el lugar con menos piedad en el mundo y con mas elasticidad, indiferencia, maltrato y despotismo, digo esto porque mi familia también debía empeñar sus joyas allí, hasta unos pocos años antes no mas y tuve contacto con el personal, sin embargo, yendo al tema, me sorprende, como supongo debió haber sorprendido a todos, la ingenuidad de los cuencanos para dejarse engañar, sorprender y nuevamente esquilmar a sus endebles economías, opuesto que los representantes del Seguro Social y por ende del Monte de Impiedad, han decidido, santas divinidades, que piadosos cobijan la sombría tarde de lluvia que se cierne sobre los perjudicados, que van a pagar el porcentaje, de 190% del valor del evaluó de la joya, como un acto misericordioso y piadoso a los afectados, si no fuera porque aun me queda algo de católico en el alma y mucho de cristiano en la sangre, les creería, pero resulta que al parecer ni los perjudicados, ni los familiares de estos, ni sus amigos, ni los amigos de sus amigos, han razonado en revisar que dice la ley sobre la institución de la prenda, dejando de lado todo el tema de las seguridades debidas a las que esta obligado, en caso de pérdida o robo imputables al acreedor, este devolverá el JUSTO VALOR del bien prendado, el justo valor es el valor REAL, ni evalúo ni porcentajes, ni dádivas ni limosnas, yo di blanco y ustedes me devuelven blanco y punto, que les han robado, que se les ha perdido, que se les a dañado, pues NADA, tomen su préstamo piadoso, y me devuelven mi dinero o el importe, justo, legal y racional que sobre este actualmente rige.
Yo, siendo uno de los perjudicados con la sangre que tengo en la cara, con el espíritu rebelde que me heredaron mis padres y con la infundía de la justicia y la legalidad que he reclamado en mi vida y en mis actos, ni siquiera me acercara al seguro, no, simplemente esperara el día en que me tocara retirar mi prenda, me acercara con el importe de la deuda y cancelaría, luego de lo cual, pediría la devolución de la prenda, ante la inusitada negativa de entregármela por el asunto en ciernes, pediría una certificación de que mi prenda, la que consta en el recibo original que tengo y que no entregaría, fue una de las pocas o muchas que se robaron, los amigos de lo ajeno, teniendo tal cual el documento, me acercaría y judicializaría el tema, porque la ley dice que ellos, el seguro debía prestar las seguridades debidas, responder por pedida, daño y deterioro y no solo recuperaría un mísero 190 o 240% del valor del evalúo, sino un 100% del valor real de la joya al momento de la sentencia, sumado a los daños, perjuicios, lucro cesante y costas procesales debidas, y encima, causaría que el estado ecuatoriano, iniciara el proceso de repetición en contra de las autoridades responsables del perjuicio por indolentes, inconsecuentes.
Claro que al sentenciar la multiplicación es más fácil, del documento de la prenda que tengo, se saca el peso de las joyas, esta se multiplica por el costo real del gramo de oro TRABAJADO, y listo !toma por sapo! Dicen los guambras, ya es el colmo de tanta saperia para lo más de esto, y no importa el tiempo que me demore porque hasta eso se recupera con el lucro cesante y los daños y perjuicios ocasionados.
Pero si aun creemos en la buena fe de los ladrones, en la consciencia de los responsables del Seguro, y en tantas y cuantas promesas, mejor volvamos a nuestro costumbrismo de siempre y dejándonos ver la “cara” volvamos a ser la persa fácil de cualquier hijo de vecina.
Pero si aun creemos en la buena fe de los ladrones, en la consciencia de los responsables del Seguro, y en tantas y cuantas promesas, mejor volvamos a nuestro costumbrismo de siempre y dejándonos ver la “cara” volvamos a ser la persa fácil de cualquier hijo de vecina.